…primer vuelo largo…
Ya habíamos montado en avión con el peque a París -vuelo corto-, y a Reikiavik -vuelo algo más largo-, pero nunca habíamos «cruzado el charco» ni habíamos hecho un vuelo tan largo con él, así que iba a ser una auténtica prueba. Mil preguntas en la mente que hablábamos en bajito para que no nos escuchara, sobre todo la pregunta que entraba en bucle, ¿la liará? Una vez más, demostró que ¡sí se puede!
Decidimos meter en la mochila de mano un kit básico: libros para colorear, sus libros de lectura favoritos, su mantita inseparable y su peluche para cuando le diera el sueño. La verdad que no tiene apego por ningún juguete en especial, pero la mantita que tiene desde el nacimiento -rota, ya no es blanca si no gris sucio, cosida… debemos reconocer que la gente que la vea dirá qué si no la lavamos, señores, ya la habríamos tirado pero esa lucha está perdida. Recuerdo que me la regaló una de mis mejores amigas y le dije el estado en el que se encontraba, compró una exactamente igual y no, no la quiere. Él quiere «su mantita», esa que agarró desde que tenía segundos de vida y que no quiere soltar-.
Preparados con ese kit, el resto era cuestión de ir resolviendo los problemas según fueran surgiendo. Así, sobre la marcha.
Una vez más, la vida nos dio otro zasca en la cara. El vuelo fue una maravilla, es verdad que ya no es un bebé que quizás es cuando más impone un vuelo, pero al ser tan inquieto no sabíamos cuánto aguantaría sentado, etc etc. He de decir, que aunque no nos guste, jugó con la pantalla que ofrecía el avión. Había juegos para
niños y un buen rato estuvo entretenido con eso. Entre los juegos, comer, dormir, pintar y leer… el vuelo fue genial.
Primera prueba: ¡Superada!
…llegamos a San José…
Una vez que nos bajamos del avión, lo primero era ir a coger el coche de alquiler que tendríamos para las siguientes semanas. El tiempo entre aeropuerto y la llegada al hotel se hizo muy larga, su modo de vida es lento, tranquilo… y si a eso le sumamos que toda la zona entre el aeropuerto y San José está en obras… fueron unas horas interminables en las que solo queríamos llegar al hotel y descansar.
Mientras nosotros estábamos metidos en los «bufffff que cansada estoy», «madre mía que tráfico», «esto no avanza», «¡qué calor hace!», «¿cuánto queda?» y unas cuantas expresiones más, ¿qué hacía el peque? Alucinar con todo, no se quejó del calor en ningún momento del viaje, él estaba a otras cosas. A ver coches y camiones diferentes a los de España, además «teníamos» un coche nuevo de color blanco que molaba mucho. Eso era para él, supongo que por la novedad pero para nosotros era un coche que dejaba mucho que desear que sonaba fatal y que no sabíamos si llegaríamos muy lejos tal y como son las carreteras en ese país jajajaja.
Después de unas dos o tres horas llegamos al hotel con ganas de coger la cama y descansar. Él, en cambio, con ganas de ir a la piscina del hotel. Así que creo que…
Segunda prueba: ¡Superada!
…empezamos nuestro roadtrip…
Con una ruta semi-diseñada desde España, nos ponemos manos a la obra. Carretera y manta y ponemos rumbo al Mirador de la Gota en la Catarata Tesoro Escondido. Ver en Google maps la distancia aquí no significa nada, 100 kilómetros pueden ser perfectamente dos horas y media o incluso tres horas de conducción.
Nos faltaron muchísimas cosas que ver pero os dejo un breve resumen de las que sí vimos. ¿Comenzamos?
Mirador de la Gota -Tesoro Escondido-: Subir al mirador de la gota no es difícil y nos fascinó, es una caminata que pueden hacer ellos perfectamente. Si ha llovido -que allí es bastante habitual-, habrá bastante barro por lo que es necesario ir acorde a la situación. Deportivas cerradas y siempre siempre siempre llevar chubasquero porque el tiempo allí es impredecible. Sale el sol y llueve en cuestión de minutos. Las vistas como podéis ver en la foto son una auténtica pasada (aunque nosotros estuvimos allí arriba casi dos horas para que «despejara»), Debido a esa espera, se nos hizo tarde y la Catarata Tesoro Escondido no pudimos verla. Nuevamente decir que no hay que ver todo si o si. Estamos de vacaciones, ¡disfrutémoslas!
Siempre quedarán cosas por ver pero recordar que lo importante no es lo que se ve, si no lo que se siente al estar ahí, juntos.
Tortuguero: Para ir a Tortuguero solo existen dos opciones, avión desde San José -creo recordar que había un vuelo diario-, o llegar hasta La Pavona en coche y una vez allí comprar un ticket que te llevará en barca a Tortuguero. Esa fue nuestra opción y, creo que la de la mayoría de la gente que va hacia ese lugar.
Una vez allí no hay demasiados planes que puedas hacer ya que es un pueblo muy pequeño y su principal atractivo es ver el desove de las tortugas y dar un paseo en barca. Nosotros solo hicimos el paseo en barca ya que el desove de las tortugas es un tour nocturno. Allí puedes observar a los animales que habitan en ese lugar.
Después del paseo en barca, aprovechamos a conocer el pueblo y caminar sin rumbo. Al día siguiente estuvimos en la playa disfrutando de ella.
Puerto Viejo: Nuestro paso por Puerto Viejo fue un tanto diferente por decirlo de alguna manera. No hicimos prácticamente nada. Disfrutamos del hotel que en este caso lo cogimos con piscina para que el pequeño también tuviera sus momentos personales de disfrutar sin hacer nada. Alguna ruta tranquila para quemar calorías y decir que habíamos hecho algo. Pasear por el pueblo, hablar con sus gentes, visitar algún parque, ver los mercadillos –que a mi me fascinan-. Reconozco que si me lees para ver que hacer allí, quizás no solvente muchas de las dudas que puedas tener porque digamos que hay lugares que quiero ir por ver pero también, por sentir. Esa parte humana de no hacer nada pero acostarte por la noche y decir «me ha encantado el día de hoy», ¿por qué si no has visto nada y realmente tampoco has hecho nada del otro mundo? Quizás por la parte social como me dice mi amiga Tamara de @viajes_de_jortam. Esa parte social a mi me llena de un modo especial y sé que a ella también. Quizás porque no siempre hay que ver, si no también sentir, oír, oler…
Continuamos nuestra ruta hacia La Fortuna.
La Fortuna, Volcán Arenal: La Cascada de La Fortuna es una maravilla, nos gustó muchísimo. Es impresionante la fuerza con la que cae. Para llegar hasta ella hay que bajar un poquito, pero sin prisa y yendo tranquilos se llega perfectamente. Accesible para ir con niños.
Añadir que solo hay eso, es ver la cascada dando un paseo y ya está por lo que puedes aprovechar el día como hicimos nosotros e ir a unas termas gratuitas en el Río Chollin. Un río donde el agua está caliente -proviene de los volcanes-. Al día siguiente y para disfrute y relax de todos decidimos ir
a un complejo con piscinas, toboganes, donde las hay de agua caliente o de agua fría. Nosotros fuimos a uno que se llamaba “Los Laureles” porque estar en la piscina y tener el volcán de fondo… son unas vistas maravillosas.
Río Celeste, Parque Nacional Volcán Tenorio: Esta ruta es fundamental si vas a Costa Rica, una auténtica maravilla encontrarte en medio de tanta selva, de tanto bosque, de tanto oxígeno, de tanto verde y azul. Si es que la naturaleza sigue dándonos maravillas que debemos cuidar y apreciar muchísimo más.
Cruzarás puentes, caminarás por senderos, verás el agua de un color azul intenso, verás animalillos pequeños… ¡precioso!
«Un día perfecto puede ser soleado y también lluvioso, depende de la actitud».
✍ Tana Davis
Esta ruta se puede hacer fácilmente por la mañana, así que tendrás toda la tarde para poder organizar otra escapada por la zona. Nosotros vimos en internet un lugar donde había dos laberintos, uno circular y otro cuadrado, viendo que al peque le gustó cuando fuimos en verano al Laberinto de Villapresente en Cantabria, le preguntamos si quería ir y nos dijo que si muy emocionado. Así que decidimos invertir la tarde en los laberintos. Una vez finalizados terminamos el día en la piscina del hotel, cena y a descansar.
Monteverde: La zona de aventura por excelencia de Costa Rica. Tiene todo tipo de empresas con deportes de aventura. Eso sí, de baratos ¡nada!
En el pueblo vimos al «ficus, la raíz». Una vez más la naturaleza nos sigue regalando imágenes como esta:
Es muy curiosa la historia de estos árboles. Este tipo se llama comúnmente «ficus, el estrangulador». Hablando con gente local nos contó que crecen de arriba hacia abajo, abrazando al otro árbol, pero ¿cómo crecen desde arriba? No tiene lógica, ¿verdad?, pues si, nacen desde arriba a través de algún animal que deposita semillas en la copa del otro árbol o incluso por una defecación de un pájaro y así van «envolviendo» al otro árbol, ahogándole, hasta que poco a poco le hace descomponer y, por lo tanto, desaparecer. De ahí que los ficus verticales estén huecos por dentro.
Es cierto que algunos crecen como árboles «normales», de abajo hacia arriba, aunque según nos contaron no sería su forma más habitual.
Una vez visto esto, solo queda ir a ver empresas de aventura o similares. Su precio, como ya he dicho, de económico no tiene nada. Puedes elegir entre una amplia variedad, tirolinas, cruzar por los puentes colgantes, ver el santuario de los perezosos, el jardín de las mariposas, reptiles, anfibios… Nosotros decidimos ir a nuestro aire por los puentes colgantes. Sin prisa, viendo la vegetación, haciendo fotos, videos, supongo que estábamos guardando recuerdos que mostrarnos de vez en cuando para no olvidar el viaje.
Tercera prueba: ¡Superada! Así que…¿planeamos el siguiente viaje?
Me llamo Almudena y mis pasiones son la lectura, la meditación y viajar todo lo que pueda (aunque sé que será imposible por falta de tiempo y dinero…). Antes viajaba de mochilera con mi pareja y con mis amigas. Después fui madre y me uní al mundo de las autocaravanas -sin olvidar mi pasado-. Ahora viajamos de ambas maneras los tres juntos, dándole al niño lo que más nos gusta, viajes con experiencias, cultura y aventuras. Serán unos recuerdos para toda la vida. Puede que se olvide de alguna cosa –o de muchas-, pero aquí estaremos nosotros de viva voz, por fotos y videos para recordárselo. Como él mismo nos ha dicho en un viaje «lo más importante del viaje es que estamos los tres juntos». Así es. Nuestro objetivo es crear un adulto tolerante, con experiencias a sus espaldas desde pequeño, que sepa apreciar y valorar nuestro planeta. Puedes seguirme en Instagram en @almudena_martin. Escucha mi entrevista del podcast de @maternidadviajera pinchando aquí. Puedes leer mis anteriores artículos «Sucedió en Islandia», sobre Introyección aplicada a familias, No todo es tan bonito, Guatemala el gran desconocido y Costa Rica, un país verde o juegos en la autocaravana para peques.
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2 Comments on “COSTA RICA, UN PAÍS VERDE”
Un súper Road Trip por Costa Rica!! Lo mejor , que lo habéis hecho por libre y a vuestro ritmo, que es la mejor manera de saborear el viaje en familia, sobre todo cuando viajas con peques! Me ha encantado el enfoque de madre viajera con todo lo que se nos pasa por la cabeza en estas situaciones!
Súper importante lo de ver que lo puedes hacer al ritmo que quieras. Con niños es necesaria!!